Se llaman saborizantes a un conjunto de sustancias obtenidas directamente de la naturaleza, o en su defecto sustancias artificiales, de uso permitido en términos legales, capaces de actuar sobre los sentidos del gusto y del olfato, y cuyo objetivo es reforzar el propio transmitiéndole un sabor o aroma determinado, para de esa forma hacerlo más apetitoso al consumidor.
Se encuentran variedades de saborizantes para determinadas aplicaciones de productos, y una variedad importante en el consumo de saborizantes para alimentos, son los sabores liposolubles.
Los sabores liposolubles, son sustancias que tienen la capacidad de disolverse en grasas, aceites y otros solventes orgánicos no polares, por ejemplo, en el agua, se disuelve el alcohol y la sal, mientras que el aceite no se disuelve en agua.
De esta manera existen saborizantes cuyos componentes les otorgan la facilidad de solución en aceites y por este motivo se vuelven especiales para trabajar con productos en los cuales los ingredientes sean sustancias grasas como la mantequilla o las cremas.
Este tipo de saborizantes son capaces de soportar altas temperaturas sin perder sus características organolépticas, el uso de estos saborizantes se da especialmente en panificación, confitería y farmacia.